Usted es tan joven, tan ajeno a todo comienzo y yo le quería pedir, querido señor, en la medida en que puede que tenga paciencia con todo lo que hay en su corazón sin resolver, que guarde afecto a las mismas preguntas, como si fueran habitaciones cerradas o libros que están escritos en un idioma muy extraño. No investigue procurando respuestas que no le pueden ser dadas porque usted no podría vivirlas. Y se trata de esto: de vivir todo. Viva ahora las preguntas. Quizás vivirá entonces poco a poco sin notarlo algún lejano día dentro de la respuesta.
Ame a su soledad y soporte con una queja bellamente sonora el dolor que le causa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario